martes, 24 de julio de 2012

Querer es poder

Un refugiado en el maratón

Guor Marial, que huyó de la guerra civil sudanesa a los ocho años, competirá como independiente porque Sudán del Sur no tiene comité olímpico

Guor Marial se entrena en una carretera de Flagstaff, en Arizona / DARRYL WEBB (REUTERS)

Guor Marial, en la habitación de su casa en Flagstaff, en Arizona / DARRYL WEBB (REUTERS)
Pero bajo la bandera olímpica y con permiso del COI correrá Guor Marial por las calles de Londres el próximo 12 de agosto, el día del maratón. Lo hará tras haber rechazado la invitación de Sudán de representar sus colores. Porque Marial hace tiempo que dejó de considerarse ciudadano de ese país. “¡Uau, ahora tendré que entrenarme como un olímpico!”, bromeó cuando el COI le comunicó que podía vivir como uno más en la Villa Olímpica, participar en la ceremonia de inauguración y competir como independiente. Fue Michel Gabaudan, presidente de los Refugiados Internacionales, el que escribió a Jacques Rogge para hablarle del caso de Guor Marial.
A sus 28 años, Marial, se acordó de su padre, que todavía vive en Sudán del Sur, y de la gente de allí. “La voz de Sudán del Sur podrá ser escuchada y el país podrá atraer la atención del mundo. Aunque no pueda llevar su bandera, es como si el país estuviera allí. Para ellos es importante verme competir como independiente. El sueño se ha hecho realidad, la esperanza de Sudán del Sur está viva”, ha explicado el atleta.
“Me escondía en una cueva hasta el amanecer y luego corría siguiendo el sol”, cuenta el corredor
Sudán siempre ha estado dividido por una frontera artificial, la de la religión: el sur, poblado de cristianos y animistas y el norte, de árabes y musulmanes. Cuando estos últimos decidieron proclamar el estado islámico, los grupos del sur lucharon por la independencia, aprobada años después del final de la guerra con un referéndum. “Es muy importante para mí estar en los Juegos. Y es más importante aún para la gente de mi país que ha luchado tanto; así que si consigo algo, podré ayudarles. Ese es el motivo por el que cada día, al despertarme, me pongo las zapatillas y salgo a entrenarme”, ha dicho Marial.
Guor Marial, con la bandera de Sudán del Sur / DARRYL WEBB (REUTERS)

En la pared de su cuarto en Arizona hay un póster de Muhamed Alí que pone: Impossible is nothing [nada es imposible]; en la balda encima de la cama, un pequeño crucifijo de madera. Y en casa, sus medallas. Las que consiguió en carreras de 5.000 y 10.000 metros de cross. “Yo siempre he odiado correr. Pero tenía que volver a casa corriendo para salvar mi vida. Con el tiempo empezó a gustarme y ahora amo correr”, declaró la semana pasada en una entrevista en AP. Empezó a hacerlo en el Concord High School Track Team. Fue una profesora de gimnasio quien le convenció después de ver que en sus clases de deportes no había nada que le asfixiara o le dejara sin aliento.
En Londres hay tres casos más de atletas que correrán bajo la bandera olímpica, los tres de las ex Antillas holandesas. “Pero el de Guor es un caso único en sí. Viene del medio de la nada y ha hecho dos maratones: uno en 2h 12m y el otro en 2h 14m: son dos tiempos magníficos”, ha declarado Mark Adams, portavoz del Comité Olímpico Internacional.
En el primer maratón que corrió, en 2001, en la Universidad de Iowa, Marial consiguió la mínima olímpica. Pero no tenía bandera que representar. Ni comité olímpico al que acudir. Ahora sí: el de los cinco anillos, el más importante quizás.

De España a Timor Oriental
Ningún deportista, antes de Gour Marial y en la historia reciente de los Juegos Olímpicos, había aparecido individualmente bajo la bandera olímpica, aunque sí lo han hecho países por diversos motivos. No hay que irse muy lejos. La delegación española para los Juegos de 1980 tardó semanas en saber si acudiría a la cita. Esta se celebraba en el Moscú soviético. Estados Unidos impulsó un boicoteo por la invasión comunista de Afganistán. Finalmente, el Gobierno que presidía Adolfo Suárez juzgó la participación “no deseable”, pero tampoco prohibió tajantemente que sus deportistas viajaran. En consecuencia, el palista Herminio Menéndez desfiló por el estadio moscovita sin la bandera española, pero bien orgulloso mientras portaba la enseña olímpica.
España sabe bien lo que es eso y no solo por aquel episodio. En los Juegos de Barcelona 1992, por ejemplo, desfilaron bajo la insignia del COI los países de la desmembrada Yugoslavia, ya que Serbia y Montenegro solo pudieron tener deportistas individuales y sin bandera propia. Croacia, por su parte, sí que acudió como nación y llegó a disputar la final del baloncesto contra el mítico dream team de Estados Unidos.
En los Juegos de Sidney, que se celebraron en 2000, los que participaron bajo la bandera olímpica fueron cuatro deportistas de Timor Oriental, una zona segregada de Indonesia que todavía no era reconocida por la comunidad internacional (sí con la independencia en 2002).
Los cuatro atletas de Timor Oriental recibieron una gran ovación en la ceremonia de apertura: desfilaron en el penúltimo lugar, justamente delante de la delegación anfitriona, la australiana.

Fuente: elpais.com

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