lunes, 14 de mayo de 2012

Esto debería de ser lo normal

El que contamina paga, aunque se llame Shell

Esta entrada ha sido escrita por Mª Luisa Toribio Fuentes.

136247_Cecilia_Teela_used_to_collect_periwinkles_in_BodoFoto: Amnistia Internacional. En la foto: Cecilia Teela (Bodo)

Los tiempos en que el delta del Níger era un rico ecosistema lleno de vida parecen lejanos. Hoy es posible ver a niños jugando junto a lagos de petróleo. En algunas zonas, los pescadores ya no encuentran el sustento para sus familias y tienen que remar durante horas para alcanzar aguas en las que la contaminación sea menor. Aún así, dicen que hay peces que al abrirlos huelen a petróleo.
A la caída del sol, las llamaradas que provoca la combustión del gas –consecuencia de la actividad petrolera– iluminan la noche y envuelven en humo tóxico las infraviviendas de unas comunidades que lo único que han obtenido del petróleo que alberga la tierra que pisan es miseria y enfermedad.
Desde que el gobierno de Nigeria y la industria petrolera, con Shell a la cabeza, comenzaran la explotación petrolífera hace medio siglo, son muchas las personas que se han visto sumidas en la pobreza, mientras veían cómo el delta –su hogar– se transformaba en un entramado de tuberías, pozos y estaciones de bombeo, vertidos sin limpiar y una fina lluvia de petróleo que de pronto riega ríos, tierras de cultivo, casas y personas.
En las últimas décadas se han producido miles de vertidos, motivo por el cual Shell acumula demandas por contaminación en su contra. Uno de los casos más graves se remonta a 2008. Aquel año, la vida de los habitantes de Bodo, localidad de la región ogoni del delta, cambió drásticamente. Un fallo en un oleoducto provocó en el mes de agosto un gran vertido que estuvo soltando petróleo durante semanas. La historia se repitió en el mes de diciembre.
Shell aún no ha limpiado la zona ni ha indemnizado a sus habitantes, que se ven obligados a beber, cocinar y lavarse con agua contaminada. Tras años de pedir justicia en Nigeria, en abril de 2011 la comunidad de Bodo llevó su reclamación por daños y perjuicios ante el Tribunal Superior de Justicia del Reino Unido. Poco después Shell admitió la responsabilidad de los vertidos y reconoció la jurisdicción del Reino Unido.
El legado que el petróleo ha dejado para los ecosistemas y las gentes del delta del Níger es un triste ejemplo de la absoluta falta de ética con la que puede operar un gigante como Shell cuando no tiene que rendir cuentas ante nadie. De ahí la importancia de la campaña de Amnistía Internacional. Una campaña en la que se ha investigado la situación sobre el terreno en colaboración con la ONG local Centro para el Medio Ambiente, los Derechos Humanos y el Desarrollo, se han publicado detallados informes y se ha apoyado a la población local.
Una campaña que ahora da un paso más. Un paso en el que cada uno de nosotros podemos ser parte. El próximo 22 de mayo Shell celebrará su Asamblea General en La Haya (Holanda). Ese día, Amnistía Internacional mostrará a la petrolera que el mundo la está observando. Ante sus accionistas, la organización de derechos humanos hará llegar a la empresa miles de postales con un claro mensaje “Shell: reconoce tu responsabilidad en los vertidos de petróleo. Paga y limpia la contaminación del delta del Níger”. Animo a todos a sumarse a esta iniciativa. La comunidad de Bodo, que lleva años pidiendo a Shell que limpie el petróleo derramado, merece ser apoyada.

Fuente: elpais.com

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