jueves, 12 de marzo de 2015

Se vende comida para pobres

Publicar noticias como ésta nos llena de indignación y tristeza.
Desde Ultreia hacemos una llamada de atención a todos las organizaciones implicadas.
Es cierto que somos el país de la picaresca, pero si realizamos un trabajo eficiente y eficaz, esto no tendría por qué estar pasando.

Detectan en el mercadillo de la Sardiñeira productos donados por oenegés


E. MOUZO El 092 desarrolla varios operativos policiales para controlar las ventas ilegales en la Sardiñeira.

El mercadillo de la Sardiñeira se convierte, en infinidad de ocasiones, en aquellos ultramarinos de antaño, donde podías comprar desde zapatillas y zapatos, ropa, hilo de coser, y hasta bebidas y productos comestibles, mercancías estas dos últimas para lo que ninguno de los vendedores de la explanada de los Mallos tiene autorización.

El mayor problema es que estas mercancías perecederas tienen un origen mucho más que dudoso, y de hecho cuando los agentes de la Policía Local de A Coruña proceden a incautar los productos y logran identificar a los vendedores estos no tienen autorización para la venta, ni pueden justificar la procedencia de los comestibles y de las bebidas.

La venta de mercancía perecedera «es demasiado habitual», señalaron fuentes próximas a las redadas que se producen en la Sardiñeira. El pasado martes fue una de esas veces, cuando los agentes del 092 lograron decomisar 38 paquetes de pasta y legumbres, que los vendedores dejaron abandonados cuando observaron la presencia policial.

Las mismas fuentes señalaron que la mayoría de los comestibles que se ponen a la venta en el mercadillo proceden de donaciones de los distintos centros de beneficencia que existen en la ciudad y que atienden a los más necesitados. «Pero siempre hay listillos que en vez de utilizarlos para alimentarse ellos y sus familiares los utilizan para venderlos», señaló la responsable de un punto de asistencia.

Robos en supermercados

En ocasiones la policía también logra incautar latas de conserva, sobre todo de bonito, incluso ventresca de este pescado, sardinilla... y de conocidas marcas, así como café, pastillas de Avecrem, «que todo apunta a que proceden de pequeños robos que perpetran en supermercados o áreas comerciales.

Estos vendedores de comestibles «nada tienen que ver con los comerciantes que habitualmente acuden al mercadillo, vienen con sus carritos y van ofreciendo la mercancía», subrayaron.

Cáritas exigirá que los solicitantes demuestren sus necesidades reales

Vicente Iglesias Martelo, responsable de Cáritas Interparroquial, aseguró ayer que desde la entidad ya no reparten productos perecederos «porque creemos que el Banco de Alimentos lo hace muy bien repartiendo por las parroquias o asociaciones vecinales». Sí continúan con el reparto de ropa, y no duda de que la picaresca de la venta a terceros también esté presente.

Ante estas sospechas, Cáritas cambiará el sistema de entrega de ropa a partir del verano, «cuando se terminen las obras de reforma de nuestro ropero, que obligará a mantenerlo cerrado». A partir de la reapertura, los usuarios no podrán ir directamente al ropero, tendrán que pasar por los colaboradores de la entidad que les exigirán un justificante, «aún no sabemos de qué tipo», que les demuestre «las verdaderas necesidades de los solicitantes», subrayó Iglesias.

Ropa lavada y bien planchada

Pero estos vendedores ilegales no solamente trafican con los comestibles que reciben de la beneficencia, de la solidaridad del resto de ciudadanos que los entregan al Banco de Alimentos Rías Altas. No es infrecuente que los agentes de la Policía Local de A Coruña incauten ropa, «la mayoría de ella recogida por los vendedores de los contenedores de basura o de los depósitos dispuestos por varias calles de la ciudad para la recepción de este tipo de mercancía». Pero, a veces, entre las prendas aprehendidas «también se encuentra ropa recién lavada y bien planchada», aseguraron fuentes próximas a las redadas. Y eso es sinónimo «de que la ropa fue recibida por estos vendedores en algún punto benéfico de la ciudad: Padre Rubinos, Cocina Económica...», subrayaron. Y lo que sí tienen claro los investigadores es que la mayoría de los perfumes de gama alta que se venden a escondidas en la Sardiñeira «proceden de pequeños robos en perfumerías».

Fuente: lavozdegalicia.es

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